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Reflexiones de sostenibilidad

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¿Quién entre nosotros los jóvenes colombianos, no hemos escuchado las historias contadas por nuestras mamás, abuelos, o viejos amigos donde nos relatan cómo era la vida en el pasado? ¿Cuántas de ellas, no tenían lavadora, nevera, teléfono, toallas higiénicas, pañales desechables, microondas? Ciertamente, hoy en día son tareas que las máquinas han reemplazado y facilitado nuestra vida, pero ¿A qué precio?
Los llamados “millennials” generación de jóvenes nacidos entre 1980 y 1996, es aquella generación que creció en un siglo de donde pasamos de la gran computadora espaciosa a mini portátiles como la revolucionara marca “Apple”.
Esta generación Y, también llamada, vivió a lo largo de sus primeros años escuchando relatar a familiares, tíos, abuelos o vecinos a cerca de sus hazañas, para lograr hacer algo que ahora esta generación logra en instantes, como una simple llamada o enviar un correo. Lo que tardaba minutos, horas o meses en hacerse, actualmente se hace en milésimas de segundos. Por lo tanto, es importante resaltar que estamos viviendo en la época del progreso y donde el tiempo es oro.
Así mismo, el ser humano ha facilitado las tareas cotidianas, hasta llegar al punto de ir en carro y recoger nuestra comida, conocidos como el “fast food”, nos lavan el carro, nos hacen las uñas y demás se vuelve un servicio que si bien es una prestación de un servicio a cambio de dinero que genera empleo. Sin embargo, grandes productores en masa como compañías de comidas rápidas (McDonald’s, KFC), industria textil como H&M Forever 21,
Zara, industrias cárnicas como las bovinas, avícolas, lácteas, industria automovilística y el turismo en masa, son sin duda mecanismos que satisfacen necesidades y vanidades del ser humano, empero son las causales del cambio climático y degradación de la capa de ozono.
Asimismo, todos estos placeres que el ser humano tiene hoy, nunca antes en la historia se había visto. El sobreuso del planeta está acabando con el presente de muchos seres vivientes y con el futuro de toda una raza humana.

Un estudio muestra que la producción de un solo kilogramo de carne de vaca necesite el gasto de 15.415 litros de agua sin contar su consumo para producir leche. Además el causante principal de la reforestación es la agricultura animal y este es el mayor de la reforestación en la selva amazónica, quiere decir que para tener un rico y delicioso pedazo de carne en un solo plato, requiere años de agricultura y sobreuso del suelo; ahora bien, multiplique eso si hay más integrantes de la familia y las veces que comen carne durante la semana y mes.

En adición a esto, los problemas de salud que dejan el consumo y venta de carnes, que no sólo incrementa el porcentaje de cáncer sino de enfermedades coronarias. Otro ejemplo es el tan famoso “Jean” el cual se deben usar entre 2.130 y 3.078 litros de agua por fabricación de la tela del pantalón, y ahora piense en donde se confeccionan estos pantalones y a qué costo, donde las madres cabezas de familias trabajan en fábricas acompañadas de sus bebés, por qué no tienen donde dejarlos; diríamos la nueva esclavitud del siglo XXI.

Al respecto, cabe mencionar que nuestros ríos, mares, alcantarillas están rebosando de basuras plásticas causado por el consumismo a un solo uso, como botellas de agua o en bolsa cuyo plástico se demora 600 años en descomponerse. Añadiendo a esto, los utensilios como pitillos, vasos desechables, icopor todos NO BIODEGRADABLES, ni sostenibles para el planeta. ¿Ha pensado usted a donde van a parar esos utensilios del pedido de domicilio?
Si tiene suerte al basureo gracias a la bella tarea de nuestros recicladores; si no, como la mayoría de basura acabará en nuestros ríos y mares y por consiguiente, animales comiendo plástico como los peces atraídos por los colores llamativos del plástico que no hacen diferencia entre comida o plástico y proceden a consumirlo.
Por lo anterior, aún el planeta tiene posibilidades para salvarse y no condenar nuestra vejez ni nuestro futuro a una vida insostenible. Si tomamos medidas de consumismo responsable y sostenible, y si optamos por ir al pasado y retomar las actividades amigables con el ambiente como lo hacían nuestros abuelos, podremos darle un cambio al mundo y esperanza a las futuras generaciones. También es de vital importancia disminuir la ingesta de carnes, para la tierra como para nuestra salud, y aprovechar esas ventas de garaje para obtener ropa reciclada o regalar nuestras prendas al reciclaje y ¿por qué no interesarnos por optar por la copa menstrual que sale más económico y amigable con el medio ambiente que en lugar de comprar toallas higiénicas mensualmente?
En cada uno de nosotros está la libre decisión en dejar una huella responsable y sostenible en el planeta, usted querido lector o lectora tiene el poder para consumir amigablemente
y contribuyendo a toda su entorno.

Lina Mora

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